Lo primero es ponernos en su piel y comprenderlos

El niño/a no tiene que quedarse con la sensación de que le “abandonamos” en un sitio nuevo y con gente nueva, sino que le acompañamos a conocerlos.

Algunos padres creen que es mejor dejar al niño/a en clase y desaparecer mientras algo o alguien le distrae para evitar el llanto de la despedida. Al contrario de lo que se pueda pensar, esta conducta es totalmente contraproducente y genera mucha angustia en el niño.

Tanto los primeros día de cole como los días previos, hay que hablarles de la escuela infantil, de las profesoras y de los nuevos compañeritos con actitud positiva.

Cada niño/a tiene su propio ritmo, esto lo decimos siempre, tanto para empezar a ir al baño solito/a como para adaptarse a las nuevas situaciones.

Los/as acompañamos.

Tiempo de horas reducidas.

Nos despedimos rápido y felices.

Jornada completa progresiva.

No volvemos a clase, una vez salimos.

Hablamos en positivo de la escuela, educadoras, compañeros/as.

Nos dejamos guiar por la educadora.

Los recogemos felices y no fomentamos su angustia.