Historia de las escuelas de crianza respetuosa Dinoschool
Docente y madre se conjugan para materializar un sueño: “¡otra escuela sí es posible!”
Hace ya algunos años proyecté una escuela diferente, teniendo siempre 2 perspectivas: la de madre y la de docente. Como madre, la escuela que querría para mis hijos y, como docente, una escuela en la que, pedagógicamente, reuniera los elementos necesarios para convertirse en un pequeño museo didáctico dedicado a la cultura de la infancia. Una escuela donde se pudieran desarrollar proyectos culturales destinados a niños y niñas, y desde donde se promovieran miradas atentas y abiertas al mundo del arte y la cultura.
Una escuela laboratorio donde la infancia pudiera investigar y soñar de forma libre y creativa, convirtiéndose así en un gimnasio donde poder entrenar mentes maravillosas y creativas.
Un lugar donde jugar fuera un proceso fundamental. Una escuela que se adaptara a las necesidades de la infancia. Una escuela totalmente desligada de la educación comercial, donde se dieran prioridades a las habilidades de la mente y el corazón y donde educar a buenos seres humanos fuese el cometido de la tribu entera. Una escuela que fraguara el RESPETO como el mayor pilar para el acompañamiento de la infancia. Un lugar donde la puerta siempre permanezca abierta a la familia como agente activo y coproductor de acompañamiento educativo, donde juntos criáramos de forma respetuosa y consciente, sin romper el apego, y donde se promulga el acompañamiento de los puntos de referencia en el inicio escolar.
Con ello, concebir como innovación pedagógica tocar con permiso, anticipar el respeto al cuerpo, la espera y la escucha activa, respetar el desarrollo natural e individual de cada niño y niña, mirar con el corazón. Una escuela simbiótica donde se pueda educar y alimentar la cultura de la generosidad y la cultura de la igualdad: “la escuela de mil colores”.
A día de hoy, todo aquello que soñé es una realidad, realidad que hemos materializado entre familia y escuela, construyendo así nuestra gran tribu.
“La escuela como obrador de humanidad.”
¿Por qué «Dinoschool»?
Es verdad que cuando escuchas Dinoschool no relacionas el nombre con una escuela de crianza respetuosa y menos aún con una identidad Reggiana, sin embargo, este nombre tiene un significado emocional y muy especial para mi.
Roberto, mi hijo mayor, un ser humano maravilloso, participó en el proyecto de una forma muy activa y creativa, naturaleza de infancia, expresó: «mamá, ¿la escuela tiene nombre?», «no, no lo he pensado aún», le respondí; y fue entonces cuando le planteé que pensara en algo que le gustara mucho para darle una identidad a nuestro nuevo proyecto.
Mente ágil respondió, «¡ya lo tengo!, vamos a llamarla Escuela Pokémom». Previa explicación de porqué no podía llevar el nombre de sus personajes favoritos, pensó en otra de sus grandes pasiones: los dinosaurios, y de ahí nació la mascota Dino y el nombre de la escuela DinoSchool.