Respeta mi cuerpo.

Educar en el respeto al cuerpo del niño/a

La escuela infantil, mi laboratorio como yo la llamo, me permite observar diferentes patrones de conducta en las familias, que se repiten de la misma forma, ante acciones que no están naturalizadas para con la infancia. Año tras año, las familias me hacen siempre la misma pregunta cuando observan que pido permiso a sus hijos/as para:

limpiarles la nariz, peinarles, cambiarles o más importante aún, para darles un abrazo o un beso.

¿Por qué pides permiso?
¿Por qué preguntas si puedes?
¡ CLARO QUE PUEDES ! …¿A que sí?

Normalmente los familiares suelen obligarles a que me digan que sí, o responden, “claro que sí, dale un beso, dale un abrazo”. Mi respuesta es siempre la misma, SOLO SI QUIERES (dirigiéndome al niño o niña). Con esta respuesta, lejos de ser mi intención, genero en el adulto incomodidad o desconcierto y automáticamente basándome en la riqueza de la crianza respetuosa les pregunto:

¿Cuándo sea un poco más mayor quieres que sepa decir que NO?
¿Quieres que tenga criterio propio?
¿Quieres que sepa lo que quiere y lo que no quiere?

Ellos responden ¡SÍ CLARO! pues entonces, debemos preguntarles si podemos hacerlo o no; es posible que no les apetezca, que no nos conozcan, que no les demos confianza y porqué no, que no les gustemos, por eso siempre hemos de pedir permiso, El PERMISO A SU CUERPO. Hemos de respetar que no quieran dar un beso y que se nieguen a dar un abrazo. Obligar no es educar, educar es hacer consciente al infante de cualquier proceso y este contexto debe gestionarse con la máxima responsabilidad.

¿Os habéis planteado que ejecutamos acciones sobre la infancia que en el mundo adulto no están permitidas?

El respeto al cuerpo, el respeto al espacio vital (el espacio de seguridad que hay entre nuestro cuerpo y el de los demás) este es uno de esos aspectos que en la infancia se agrede e invade sin consciencia alguna, desde el derecho adulto y como norma social. Cuando el adulto ejerce comportamientos invasivos al espacio peripersonal del niñ@, lo ejecuta como una acción de atención, higiene, estima y cuidado sobre el cuerpo del niñ@, mas no como una acción de respeto al cuerpo. Por tanto, es responsabilidad del adulto plantearse que una simple palabra le va a permitir educar en EL PERMISO de forma responsable.

Es importante empezar a educar en el permiso al cuerpo desde que el niñ@ es un bebe, aunque sea de forma simbólica, debemos ponernos a su altura, buscar un » eye contact» y seguido a ello debemos anticipar la acción y pedir permiso:

¿Me dejas por favor que te limpie la nariz?
¿Me dejas por favor que te peine?
Permiso te voy a bajar el pantalón para cambiarte el pañal, etc.

Consideraciones tan simples hacia la infancia, denotan responsabilidad y marcan una línea de acción consciente con el cuerpo y los límites sobre el mismo.

Debería ser una norma básica de crianza el NO invadir el espacio vital del niñ@ y ejecutar cualquier acción sobre su cuerpo desde el permiso absoluto, ya que con las palabras y los actos marcamos los límites. La consciencia del permiso al cuerpo establece a posterior la base de una buena educación sexual.

Para finalizar veo necesario enseñar a la infancia a utilizar el NO GRACIAS  ante las acciones que les molesta, que no les gustan, qué les incomodan o invaden. Esto no significa que estamos hiperprotegiendo a nuestros pequeñ@s, significa que estamos siendo consecuentes con su acompañamiento.

Con el tiempo, podréis observar que son capaces de expresar un NO respetuoso cuando son asediados por la tía caldosa aprieta mofletes, por el tío abuelo que le encanta dar achuchones infinitos, o por el adulto al que no conoce y se ve obligado a dar un besito y un abrazo. Un adulto, lejos de querer molestar, expresa cariño, PERO es un cariño sin permiso, en muchas ocasiones es invasivo. ¿Qué adulto va por la calle dando y recibiendo abrazos y besos de desconocidos? … ¡Pues los críos igual!, ¿por qué les obligamos a hacer algo que nosotros no hacemos?.

El neurobiólogo Giacomo Rizzolatti descubrió el trabajo de las neuronas espejo, las misma que están relacionadas con la copia del comportamiento y las normas sociales. El trabajo de estas neuronas es copiar lo que de otro individuo se “refleja” , de ahí su nombre. La neurociencia entiende que las neuronas espejo desarrollan funciones relacionadas con las funciones cognitivas, con la vida social, si sumamos que los procesos de aprendizaje en su gran mayoría nacen de la imitación, no debemos ofuscarnos por que no sigan el patrón de lo que socialmente consideramos correcto.

Un NO bien contextualizado evita conceptos anticipados (si te tocan aquí me lo tienes que contar) incurre en un aprendizaje desde el miedo, más no, desde la experiencia. Debemos de dotarles de opciones para que sean conscientes. Existen otras alternativas para obtener resultados reales, resultados que nacen del entrenamiento, la repetición y la experiencia en primera persona. Educar con otra sensibilidad, con otro tacto, con otro color, con respeto, sí es posible… De la gestión del adulto depende que nuestros niñ@s entiendan el contexto de su cuerpo, que encuentren en el NO un escudo, un derecho, SU DERECHO A SER SIMPLEMENTE RESPETADOS.

Desde mi laboratorio. 🌱🤘🏼💚 🧠

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Bibliografía recomendada:

Teoría del Campo de Kurt Lewin y la terapia Gestalt.